Indicaciones de la monitorización

1. Estatus epiléptico no convulsivo (EENC)

La principal indicación es descartar crisis epilépticas sutiles o EENC en pacientes con alteración del nivel de consciencia,  tanto en aquéllos con  epilepsia conocida como en otros sin epilepsia conocida pero con patologías neurológicas o no neurológicas, con riesgo de presentar crisis epilépticas. Varios estudios han mostrado que hasta un 75 % de los casos de EENC se diagnostican en pacientes, que no han tenido crisis evidentes previamente, en estos casos las crisis son  sutiles o clínicamente silentes o el paciente puede presentar únicamente un déficit neurológico focal difícil de valorar en un contexto de UCI. Estas situaciones son  muy difíciles de detectar clínicamente aun teniendo una sospecha alta , y la VEEGc juega un papel fundamental para el diagnóstico y tratamiento en estos casos.  Numerosos trabajos   han demostrado que las crisis epilépticas son  una causa frecuente de alteración del nivel de consciencia en pacientes ingresados en UCI por diversas patologías, no siempre neurológicas o neuroquirúrgicas, y si no se diagnostican y tratan precozmente, claramente empeora el pronóstico de los pacientes (Lacheo 2015).

 

2. Ajuste del tratamiento antiepiléptico: Monitorización de tratamiento sedante  y del nivel de consciencia en pacientes en estatus epiléptico (EE)  o sedados por otro tipo de patologías.

La exploración clínica en estos casos ofrece información limitada para ajustar el tratamiento. Establecer un equilibrio entre el control de las crisis y el mantenimiento de una estabilidad hemodinámica evitando los efectos adversos de la medicación requiere de técnicas adicionales a la observación clínica. El EEG ofrece la posibilidad de detectar patrones que nos indican la presencia o no de crisis, un adecuado grado de sedación en el tratamiento del EE (patrón brote supresión, ver apartado 3.4),  y además pueden sugerir complicaciones secundarias a la medicación (ver apartado 3.3a).

 

3. Detección precoz de complicaciones en pacientes con patología cerebral de diversa etiología

Se han descrito cambios en el EEG que permiten la detección precoz de edema cerebral, hemorragia parenquimatosa o subaracnoidea, así como isquemia, que pueden detectarse  precozmente en fase preclínica mediante el EEG, evitando que se establezca el daño cerebral y por tanto mejorando el pronóstico. La desaparición de actividad rápida y una progresiva aparición de ritmos en rango de frecuencias más lentas en el registro EEG sugieren la presencia de estas complicaciones  (Vespa P., 2005). Por otro lado el análisis cuantitativo del EEG puede detectar cambios en la perfusión cerebral que preceden al establecimiento de un infarto cerebral. Ante la presencia de estas alteraciones en el EEG es conveniente realizar pruebas de imagen que permitan confirmar la sospecha y tomar decisiones terapéuticas.